Noticias de la Semana Santa de Jerez y Sevilla

domingo, abril 20, 2008

Jerez. Letras desde Bertemati

Sumergido en las hojas de un libro centenario, muchas ya ilegibles, José parece vivir en ellas. Las pasa con cuidado. Lee y busca nombres en una lista interminable de nacidos allá por 1700. Concretamente era Josefa Isabel el objetivo de su búsqueda. Un encargo de un ciudadano que quería saber más detalles de sus antepasados.

Éste es tan sólo un ejemplo de para qué sirve un archivo. No uno cualquiera. Es el archivo histórico y diocesano de Asidonia-Jerez ubicado en el Obispado, en el Palacio Bertemati, donde duermen cientos de miles de papeles, testimonios de nacimientos, actas de bautismo, vida y muerte de personas de Jerez y alrededores, relevantes o no, autos criminales, inventarios, padrones, conventos, fábricas, testamentos..., hasta el siglo XX, a disposición de cualquier investigación de arte, capellanía o documentos ordinarios, junto a lo sacramental.

De titularidad privada, el archivo tiene un ciclo vital histórico-intermedio, es decir, la documentación que pasará las décadas entre sus paredes datan del siglo XV al XX. Así, la partida de bautismo más antigua es de 1488, procedente de la iglesia de San Miguel.

Por el momento los investigadores no pueden trabajar en las instalaciones, pero las personas que requieran, por ejemplo, algún tipo de partida de nacimiento, sí se les facilita la copia tras una ardua búsqueda por parte del encargado del archivo, José Hachero. El director del mismo es Domingo Gil.

Aunque está previsto que a lo largo de 2008 el archivo abra sus puertas al público, mañana y tarde, por el momento se sigue catalogando lo recibido y adecuando el espacio. La mayoría de la información se podrá consultar de forma libre, menos aquella restringida que sea de índole personal y no se pueda 'tocar', por su estado. Y es que hay legajos en malas condiciones como los Índices Sacramentales, y aunque el contenido sí se facilita, lo que no se puede tocar es el soporte. También está a la vista la digitalización del archivo y la microfilmación. Tareas pendientes que se realizarán poco a poco.

Un nuevo servicio pastoral y de conservación del Obispado repartido en tres plantas, con coquetas estanterías, modernos armarios compactos y sistema de carros dobles, además de innovadoras máquinas de mantenimiento de la humedad de las estancias. Es un total de tres kilómetros de estanterías metálicas.

Así, el sótano, con 200 metros cuadrados, acoge el archivo intermedio, los fondos cerrados y la biblioteca. En dicha planta está también el almacén y la recepción de libros, donde se observan y se 'curan' los documentos que han estado afectados por bichos o expuestos a la humedad, aunque algunos de estos fondos, debido a su mal estado, son irrecuperables.

En la primera planta, de 150 metros cuadrados, está el acceso, que será por la calle Limones. Aquí se encuentra el fondo hispalense, que es lo que se recibió de Sevilla cuando se creó la propia Diócesis independiente, espacio en el que también hay una zona para el trabajo con los documentos y su recepción.

La segunda planta tiene unos 250 metros cuadrados, donde se ubican el fondo parroquial, una luminosa sala de lectura, desde la que se puede divisar la Catedral a través de un amplio ventanal, y otra de estudio y catalogación.

No está disponible en Bertemati la biblioteca de la Catedral, muy relevante, también gestionada por Domingo Gil. Sin embargo, su archivo sí se encuentra en las instalaciones del Obispado.

El archivo y biblioteca se nutre también de numerosas donaciones como la documentación cedida por los cartujos antes de su marcha, así como la de la familia Bertemati, y de otras entidades privadas y públicas, y particulares. Incluso, ya no sólo documentos, sino recortes de noticias de periódicos de la época donados por ciertas personas ilustres de la ciudad, que han visto en el Obispado un buen destino.

Muchos de los documentos que se pueden ver en el archivo existen gracias a la labor de curas y párrocos, de siglos atrás, que se encargaron de escribirlos de nuevo para conservarlos, aunque los contenidos, obviamente, sí son los originales. El archivo dispone además de expositores en los que el visitante puede ver el trabajo elaborado a lo largo de los siglos como el libro de becerro de la Catedral, que se puede considerar la 'joya de la corona' y, aunque es copia, hace referencia a documentos de 1300.

Inmensos libros de coros, historia de Jerez manuscrita en cuatro tomos (cedida por los cartujos), teología en latín, comentarios de Santo Tomás de Aquino, e incluso, por qué no, los orígenes de un personaje olvidado como Francisco de Retama, uno de los más destacados comerciantes de la época de Felipe IV nacido en Jerez y recordado en el libro de J. H. Elliott sobre el Conde Duque de Olivares, son tan sólo algunas muestras de que el papel sigue vivo.


Informa: Diario de Jerez