Noticias de la Semana Santa de Jerez y Sevilla

lunes, mayo 26, 2008

Jerez. Dos horas y media de Corpus en un domingo con un tiempo inestable


El de ayer fue un Corpus que en el calendario cayó en un mayo 'marceado'. No fue precisamente uno de los días que luce más que el sol, aunque el jueves pasado sí que lo fue, algo que no pocos achacaron, con grandes dosis de resignación, a la Divina Providencia como un gesto para que las fechas de las grandes solemnidades de la Iglesia se queden donde siempre estuvieron. Al menos, las frescas temperaturas hicieron más llevaderos los ternos y los trajes de señoras. El mal tiempo en definitiva fue protagonista de la jornada desde bien temprano, como se estaba pronosticando desde hacía días.

Esto obligó a cambiar los planes de la mañana con la suspensión de los traslados a la Catedral de los pasos con San Juan Bautista de la Salle, que sí lo hizo por la tarde junto con el de La Cena; el de San José desde La Merced que se pospuso para después del mediodía, recogiéndose en el Carmen y esperando allí hasta ser colocado finalmente como altar en plaza de la Yerba, y el de Nuestra Señora de las Viñas que asimismo pasó a la tarde su traslado a la Catedral desde la capilla del Cristo del Amor.

Sólo restaba seguir mirando a un cielo que a la hora de salir la procesión jugueteaba entre claros y nubes. Pese a que las previsiones no daban toda la tranquilidad necesaria, salió a la hora de costumbre con un cortejo muy bien nutrido, especialmente en su primer tramo con una magnífica representación de las escuelas lasalianas de la ciudad, pequeños alumnos, antiguos alumnos, hermanos de la Salle y la hermandad de la Estrella precediendo el paso con la imagen del santo fundador de la orden que fue llevado en el del Rosario de la Yedra cuyo tamaño fue suficiente para la imagen que se venera en la Escuela de San José. Las andas se decoraron con los candelabros del misterio y otros detalles de su crestería. El paso de El Consuelo pareció hecho para Nuestra Señora de las Viñas. Al fin y al cabo, la Dolorosa del Pelirón y la que figuró ayer en el paso salieron de la misma mano.

Y La Cena impresionante como siempre. No cabe duda que su presencia en el Corpus engrandece la procesión en muchos sentidos. La cofradía ha vuelto a realizar el esfuerzo de ponerlo un año más en la calle, más este año con la dificultad añadida de su inminente restauración. Debajo, algo de tristeza por un costalero accidentado días atrás. Estas tres imágenes en sus pasos junto con el del Patrón de la diócesis y la Custodia señalaron los tramos de una procesión bien nutrida con la destacada presencia de las hermandades de gloria y penitencia de la ciudad así como las sacramentales, todas con una más que aceptable presencia de hermanos llamando la atención la más antigua sacramental de la ciudad, la de Santiago, cuyas filas de acompañantes han crecido significativamente. Cerrando todas estas representaciones el presidente de la Unión de Hermandades y su consejo directivo vistiendo de chaqué.

El recorrido fue ideal. Evitando la calle Larga, rompiendo así la máxima de que no hay nada que suceda en la ciudad sin que pase por esta vía -más en lo religioso y cofrade-, se reeditó el itinerario que toma la calle Consistorio y la Carpintería Baja como espacios que definen por sí mimos el espíritu de recogimiento que se persigue, evitando los lugares demasiado abiertos donde es más difícil de encontrar el calor del público, además del factor estético que supone ver el tránsito del cortejo por las añejas callejas del Jerez más antiguo. Tampoco se obvia el recorte en tiempo y en metros que supone la configuración callejera de la procesión que fue a un ritmo muy vivo, el más adecuado para tan largo cortejo.

En cuanto a la decoración organizada por la Unión de Hermandades, muchas horas de trabajo para que la tormenta de la madrugada del domingo se llevara casi todas la alfombras por delante, sobre todos las que se hicieron con sal y serrín. En cualquier caso, más de una veintena de alfombras que cubrieron desde el arco de pino de Consistorio hasta el final de la Plaza Plateros. Tres altares se instalaron, el de San José por parte de la orden mercedaria y la hermandad de La Cabeza que consistió únicamente en colocar el paso con la imagen. La amenaza de lluvia obligó a simplificar el montaje. Lo importante fue que el homenaje al padre Jesús, motivo de este altar, sí pudo ser.

Quienes no ahorraron esfuerzos fueron los cofrades del Mayor Dolor que instalaron uno casi en la plaza Plateros. Un altar de grandes dimensiones presidido por la imagen de la Divina Pastora que se venera en San Dionisio, el cual estuvo casi toda la mañana tapado con plásticos para protegerlo de la lluvia que pareció que soltarían las amenazantes nubes protagonistas del primer tramo del día.

El tercer altar, bastante más pequeño, fue instalado en la calle Sedería con la imagen de Santa Gema por parte de una asociación que tiene como titular a esta y que reside en Picadueña Alta. Así fueron las cosas. Sólo restó la post-procesión con los regresos de La Cena, Las Viñas, La Salle y San José. Afortunadamente la iniciativa de incorporar imágenes, con el misterio de San Marcos casi fijo, alarga la celebración y ofrece una motivación extra para salir a la calle lo que no es poco para arropar a una jornada que sigue padeciendo el desarraigo popular, pese a que la salida de Dios mismo debería ser el argumento exclusivo y suficiente para empujar a los creyentes, aunque esto más bien sería materia de un sesudo análisis que ahora no viene al caso.

Pero las cosas por aquí son como son y menos mal que casi todos los que tienen que ver con el Corpus se han dado cuenta de que el factor 'paso en la calle' viene a ser imprescindible para calentar el día, la tarde y la noche. Ayer, pese al extraño, lluvioso y frío día de Corpus que vivimos a finales de mayo, las cosas fueron algo mejor que años anteriores.


Informa: Diario de Jerez