Noticias de la Semana Santa de Jerez y Sevilla

viernes, mayo 16, 2008

Jerez. Ni con la vuelta termina aquel camino que comenzó en Cristina

Las famosas sevillanas quedaron perpetuadas en un ánimo romero confirmado por el director espiritual al indicar que mañana mismo volverían a marcharse hacia la Aldea aquellos que entraban cansados pero contentos. “Mi camino comienza desde mi puerta... desde mi puerta... mi comino comienza desde mi puerta... pero no se termina ni con la vuelta”. Y se cantaba usando de extraña mezcla de alegría y melancolía que tanto caracteriza al camino de vuelta.
Ayer, a diferencia de los demás días de ese desandar la vía pecuaria de Doñana que venía efectuando la Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Jerez, parecía, sin embargo, desequilibrarse la fórmula mágica. No en balde, pese a la melancolía patente, la alegría del reencuentro se desbordaba y a las palmas desde la acera los romeros correspondían con la matita correspondiente traída expresamente desde el Coto. Pero todo comenzó una docena de horas antes. En Marismillas y tras una noche deliciosa.

misa y barbacoa en marismillas

Entre los pinos de aquél que fue lugar de la última pernocta en el Parque hubo ocasión para una “misa familiar” como la calificaba ya en Jerez el padre Alexis. Y, misa y mesa, una barbacoa acabó con las tradicionales comidas por reuniones, peñas y familias en el camino. Cena comunitaria hubo para despedir un camino bueno en una noche deliciosa a la que la junta de Felipe Morenés quiso poner, como es costumbre por otra parte, el colofón de este signo de unidad en que se convirtió el camino, especialmente la vuelta.
Sevillanas junto al simpecado en la última noche en Doñana. Sevillanas alentadas por la melancolía a la Virgen del Rocío. Y entre ellas aquella: “Mi camino comienza junto a tu puerta... y no termina ni con la vuelta”. Cristina está más cerca. Y ellos lo sabían cuando iba tocando la última pernocta en Doñana.

una hora de bautizos rocieros

Otra curiosidad de la noche anterior reside en la hora a lo largo de la cual se prolongó el ejercicio de los clásicos bautizos rocieros dirigidos por el dominico. Ni un minuto menos, y Alexis alardeaba de ello ayer explicando que “no es un sacramento pero si un buen signo de la acogida rociera”. Muchos de ellos eran niños, savia nueva en un camino que, al menos este año, está llamado a preservarse en su esencia más genuina y que se ha solazado en el recorte pero que por ellos, nacidos en familias rocieras sigue creciendo.
Quizá, sin embargo, haya que ir pensando en un Rocío para irreductibles cabales en pos de una Romería autentificada por la esencia de esta cita de Pentecostés. Y ello porque parecen acercarse momentos de materialización de esa espada de Damocles que se llama constante aviso desde la dirección del Coto para recortar las cifras de la tracción mecánica. Y a la hora de alcanzar Malandar y ver Sanlúcar en la otra banda es fácil pensar, con incertidumbre, en qué es lo que pasará el año próximo. Dios dirá.

Bajo guía, ventosilla, el barroso...

La comitiva terminaba de desembarcar en Bajo de Guía a tiempo de poder celebrar el rezo del Ángelus ante la capilla y, Alexis de nuevo, la dirección de la oración condujo a las sevillanas clásicas de este momento del mediodía. Evocaban aquéllos que, en el camino de ida, dibujaron estampas sugerentes en El Barroso, en Marismillas o en el Cerro de los Ánsares. Ésta vez se sumaba alguna otra sevillana como la que Juanito Plazoleta, conocido invidente sanluqueño, regala al simpecado jerezano cada año.
Cruzaba Sanlúcar animosamente la Hermandad. Eran las ganas de llegar a Ventosilla, de refrescarse, de descansar un rato, de sestear... Y la tarde, sobre el asfalto de la carretera comarcal, una vez fueron permutados los pinos por los trigales de la Campiña, se aburrió en un claqueteo de cascos que pudo hacerse monótono cuando, tras la sobremesa, no había sino que acercarse lo más posible a Jerez, cambiar flores, adecentar la carreta y engloriarse con lo que esperaba a sólo ocho kilómetros.

entrada triunfal por el calvario

Y en el Hospital San Juan Grande los albores de una eclosión convertida en bienvenida triunfal que siguió junto a la capilla del Calvario, Taxdirt, Armas de Santiago para ir a la Merced como el año pasado, Ancha, Porvera, Cristina, la despedida ante la carreta y, dentro de Santo Domingo, la Salve más sentida de todo el año.

Informa: Jerez Información