Noticias de la Semana Santa de Jerez y Sevilla

martes, julio 22, 2008

Jerez. Don Carlos deja San Marcos

La campanas de la iglesia de San Marcos tañían más triste que nunca a las once de la mañana de ayer. Anunciaban la despedida del cura Carlos González García-Mier, que había sido párroco de esta iglesia durante más de tres décadas. El pueblo de Jerez respondió con su masiva presencia, había gente en la puerta principal y en la lateral, para despedir a un sacerdote que ha dado todo por su feligresía y por Jerez.

Una misa concelebrada en la que intervino Monseñor Juan del Río, arzobispo electo castrense y administrador apostólico de Asidonia Jerez, y el actual párroco de San Marcos (Cuatro Evangelistas) con el que Don Carlos compartió su gestión en los últimos años, Antonio López, entre otros.

Muchos jerezanos quisieron acudir a las exequias por su descanso eterno. Representantes de las hermandades a las que el cura Carlos estuvo ligado bien por ser su director espiritual o por otros contactos, miembros del colectivo scout, de los cursillos de cristiandad, religiosos y religiosas de distintas congregaciones y feligreses, muchos feligreses que tenían al sacerdote como referencia por su ejemplo de amor a Cristo.

Precisamente ése es el gran secreto del Padre Carlos, "su enamoramiento de Cristo, no se cansaba de hablar de Jesucristo, a tiempo y a destiempo", tal y como dijo el arzobispo en unas palabras que dirigió a los feligreses. Su ejemplo como sacerdote ha marcado a buena parte de las nuevas hornadas de vocaciones que se han formado en el seminario jerezano y de los que era confesor. Para ellos fue una guía en el camino como evidenciaban las palabras de Juan del Río: "¡Cuántos jóvenes, en los momentos de turbulencias internas, no perdieron la fe gracias al padre Carlos! Y lo hacía con aquellos chascarrillos que aliviaban las aristas y la aspereza", señaló el arzobispo.

La ceremonia contó con numerosos momentos emocionantes que hicieron saltar las lágrimas de muchos de los asistentes, en especial de la familia de Don Carlos, como su hermana Victoria, que se sintió muy arropada en la despedida final, cuando todos los asistentes se rompieron en un gran aplauso que sirvió de despedida final a un funeral concelebrado que contó con la participación de más de medio centenar de presbíteros diocesanos.

Don Carlos no se ha quedado desde su fallecimiento ni un minuto solo en San Marcos, esa iglesia que era su casa y de la que se marchó ayer para reunirse con su gran pasión, Jesucristo. Las exequias tuvieron lugar tras haberse expuesto el féretro con sus restos unas veinticuatro horas en una capilla ardiente que fue muy visitada desde que Jerez supo que el cura Carlos había terminado de luchar con una larga enfermedad en la mañana del domingo.

No hay que olvidar que si por algo era conocido en todo Jerez el sacerdote era por su sentido del humor y por su don de palabra. "Siempre tuvo la palabra adecuada, incluso cuando la cosa estaba caldeada. A las malas noticias las combatía con una buena, la de la resurrección de Cristo". Anécdotas ha protagonizado miles en todos los años en los que ha ejercido y vivido su sacerdocio. Una de las últimas la comentó el propio Monseñor Del Río, comentando que cuando González García-Mier supo de su nombramiento como nuevo arzobispo electo castrense "desde el lecho del dolor me hizo un pequeño saludo militar y me dijo menuda le ha caído".

Muchos jerezanos se marchaban ayer de San Marcos comentando que "Don Carlos era un hombre bueno" con las lágrimas en los ojos. Pero al margen de su sentido del humor y su acertada palabra estaban sus convicciones, que eran "fuertes como un edificio".

Manuel Muñoz Natera, presidente de la Unión de Hermandades, indicó que "ha sido impresionante la afluencia de público al funeral. Ahí se le demuestra el cariño que se le tenía al padre Carlos. Sin lugar ha duda es una gran pérdida. Los hermanos de La Cena le vamos a echar en falta".

La alcaldesa ha calificado al sacerdote como "un ejemplo para toda la sociedad y un jerezano imprescindible". Aunque ella no pudo ir al funeral si lo hicieron delegados como Irene Canca, que como otros muchos fue con su pañoleta scout al cuello, Dolores Barroso y Juan Pedro Crisol. Acudieron también los presidentes del Consejo Regulador del Vino y del Brandy.

"Ciertamente estaban todos aquí, todas las clases sociales, los pobres, los menos pobres; los mayores, los jóvenes las hermandades... No ha faltado nadie de Jerez, porque Jerez tiene un buen corazón y saben reconocer a aquellas personas de bien, como fue el cura Carlos", dijo Del Río.

El coro de San Salvador fue el que acompañó el funeral con sus cánticos. Especialmente emocionante fue el que se cantó al final. Se trataba de 'Llévame al cielo' por expreso deseo del cura Carlos. Unas tímidas palmas acompañando esa música hicieron que toda la asamblea comenzara a aplaudir, algo que sirvió como la mejor despedida. Don Carlos se marchó de San Marcos, despidiéndose de su altar, en los hombros de sacerdotes jóvenes para los que había sido y será un referente. Sobre su féretro, dos rosas rojas y una pañoleta scout. No hacía falta nada más para llevarlo al cielo.

Informa: Diario de Jerez