Noticias de la Semana Santa de Jerez y Sevilla

miércoles, abril 25, 2007

El Santo Crucifijo restaurará el manto de Rodríguez Ojeda

El manto bordado que cada madrugada de Viernes Santo luce, en su salida procesional, la imagen de Nuestra Señora de la Encarnación sale del tesoro de la Hermandad del Santo Crucifijo de la Salud para que sean restaurados sus bordados en el taller del maestro artesano Ildefonso Jiménez. Durante veinte meses desaparece de las dependencias cofrades esta obra, diseñada en los años treinta por el afamado bordador sevillano Juan manuel rodríguez Ojeda.
Se trata de la primera restauración en la historia de la pieza que se le efectúa al manto en cuestión, de ahí la importancia de un trabajo que –también, lógicamente, por su gran valor artístico– la junta de gobierno que preside como hermano mayor José Miguel Merino ha asumido con el mayor rigor posible. Un completo informe que anoche se dio a conocer durante el acto de la firma del convenio con el artesano que se ocupará de la restauración lo atestigua.

Ejecutado por carrasquilla

Aunque la ejecución respondió finalmente al sobrino, Carrasquilla, el diseño del manto corresponde a Juan Manuel Rodríguez Ojeda, el artista referencial de los cánones estéticos de la actual Semana Santa andaluza y cuyo talento puesto en esta obra valida sus extraordinarias trazas. Lo cierto es que las gestiones con el taller sevillano de bordados se iniciaron en mayo de 1930. De ahí que el nombre, y el dibujo, de Rodríguez Ojeda esté en el origen de la pieza.
Una pérdida del terciopelo enviado en su momento por la propia Hermandad, como consecuencia de los desórdenes que siguieron a la proclamación de la República, paralizó el proyecto en un primer momento. Luego llegaría la Guerra Civil lo que relegó casi una década, hasta junio de 1939, el inicio de un bordado que ya correspondió a Guillermo Carrasquilla. Fue preciso firmar un nuevo contrato que fijó el precio final estipulado en 21.900 pesetas.

El proceso de restauración

Ninguna restauración ni limpieza ha sufrido el manto desde que, terminado en agosto de 1942, fuera enriquecido en 1949. Sólo la blonda fue cambiada, debido al desgaste del tiempo y el uso, en 1981. Su bordado a realce en oro fino y entrefino en algunas piezas muy concretas sobre terciopelo de Lyon granate y sedas será tocado por primera vez en un trabajo que Ildefonso Jiménez tiene planificado tras dibujo en papel vegetal a tamaño natural y aplicación de cartulina a los recortes de las piezas resultantes, fijación en el bastidor con alfileres y algunas puntadas.
Serán tejidas las piezas siguiendo la dirección de las hojas y demás motivos que, una vez bordados, se recortarán del bastidor y, tras aplicársele una capa de cola por detrás para mayor consistencia, aguardarán la colocación del gran bastidor sobre el que serán pegadas las piezas con almidón. Se superpondrá el diseño original siendo picados con un alfiler todos los dibujos para que el terciopelo recoja todas estas perforaciones. El estarcido con la muñequilla de polvos talco o carbón, el retirado posterior del diseño y el marcado de los dibujos dejarán sitio a la colocación definitiva de las piezas bordadas con perfilación a base, principalmente, de lentejuelas, canutillo u otros ingredientes.
Un trabajo artesanal de gran especialización que durará veinte meses hasta que, en la Cuaresma del año 2009 y por tanto sin posibilidad de procesionar en la Semana Santa del año próximo, sea entregado el trabajo. Se reconoce que los plazos están bastante ajustados aunque se confía en que puedan cumplirse oportunamente.


Tras concienzudos estudios de una comisión de altura


Personalidades de gran altura en el mundo de las artes cofrades como el orfebre y joyero Antonio García Falla, quien fuera en su día mayordomo de la Hermandad del Santo Crucifijo de la Salud; el imaginero Pedro Ramírez Pazos, en realidad un multicreador que ya abordó parcelas muy diversas como la del bordado coordinando los trabajos que dotaron de su actual palio a la Virgen del Socorro, o el propio vestidor de Nuestra Señora de la Encarnación y hombre de gran conocimiento en este terreno, Fernando Barea Fernández, han nutrido una comisión que, coordinada por el actual mayordomo, José Vegazo Mures, y con el soporte gráfico de Juan Carlos Corchado, han efectuado los trabajos previos a que el propio Ildefonso Jiménez, quien con su taller tiene ahora la máxima responsabilidad, afronta los trabajos de restauración de modo directo. A partir de ahora es su taller donde se ponen en marcha los resortes que devuelvan a su vieja lozanía a un manto de la categoría del de la titular mariana de la Hermandad con sede en san Miguel.


Informa: Jerez Información