Noticias de la Semana Santa de Jerez y Sevilla

miércoles, marzo 19, 2008

Jerez. Del Amor a lo sencillo brotó penitencia tan exquisita

El milagro de un crecimiento que blanqueó las calles de la ciudad desde la imposibilidad de tan recoleta capillita fue recreado de nuevo, ante la atenta mirada del obispo diocesano, que hiciera lo que el día antes en Santa Ana: admirarse de la puesta en marcha de una cofradía convencida de su papel en las calles jerezanas. A eso se dedicó, durante las más de seis horas y media que perduró su recorrido penitencial, la Hermandad del Santísimo Cristo del Amor, Nuestro Padre Jesús Cautivo, Nuestra Señora de los Remedios y San Juan Evangelista.
Hasta San Agustín se haría bien presente, como cada Martes Santo, en Jerez en la medida en la que, la sempiterna falta de espacio en la capilla volvió a repercutir en un cortejo que salió desde el convento de Santa María de Gracia. Agustinas monjas revestidas de su ejemplar vida contemplativa fueron testigos de una organización sin pasos en la que tampoco faltó el aliento de monseñor Del Río Martín al hermano mayor, Juan Verdugo Bermejo, que se estrenaba al frente de su cofradía en la calle.
Ya el mediodía resultó encantador en la capilla, cuando enmedio de los preparativos, tras la celebración de la Eucaristía, la voz saetera de un hermano de la cofradía, Juan Martínez El Fondi, contribuyó a evidenciar que toda la procesión sería, por la tarde, como ese cante, una verdadera oración que, desde la sobria pero cautivadora estética de esta corporación. Así sería el primer transitar, por Ponce de León, Santa María de Gracia y San Juan, cuando toda la comitiva caminaba al encuentro de los pasos.
Uno de ellos, el del Señor Cautivo, concentraba ayer la mayor parte de los estrenos de la Hermandad. La terminación, al fin, de la talla del paso realizada por Manuel Durán y Francisco Verdugo, llamaba muchas miradas en la calle. Sobre el esbelto canasto de maderas oscuras, el Cautivo lucía potencias confeccionadas por el orfebre jerezano Ildefonso Oñate. También la corona de espinas ceñía, por primera vez sus sienes. Coronado pues, marchó al encuentro con Jerez esta que es una de las grandes devociones visitables cada lunes en el casco histórico jerezano.
Al mando de Juan Vega Cabral, la cuadrilla costalera, sin alharacas, como merece una imagen de esa unción y provocadora de tales fervores, acercó al Señor a la Carrera Oficial acompañado musicalmente por la jerezana Agrupación Musical San Juan. Por detrás, en este caso tras el Calvario del Amor, era una novedad la que otorgaba sones musicales al segundo paso: la Banda de Cornetas y Tambores de San Juan Evangelista, venida expresamente desde Triana. El hermano del primero, Manuel Vega, volvió a dirigir a esta otra cuadrilla.
Hermandad cuajada de detalles, la del Amor constituyó ayer una presencia exquisita en una sencillez de trazas familiares como lo es la que, cada semana del año, se materializa en una vida de hermandad tan fructífera como la que esta cofradía tercera en el catálogo de un Martes Santo que contó con el mantenimiento del buen tiempo que ha caracterizado a la primera mitad de esta Semana Santa 2008.
Ayer lucía, en su procesión, un relicario del beato Juan XXIII, aquel pontífice de los años sesenta caracterizado por la sencillez de trato y la afabilidad latente y presente que tanto se recuerda en el seno de la Iglesia. Toda una identificación plausible entre los estilos.
Ese poso dejó en la calle la Hermandad del Santísimo Cristo del Amor, el de la sencilla manifestación de una penitencia exquisita no nacida sino de la nada presuntuosa convicción en el trabajo realizado durante todo el año. No hubo más secreto en la espléndida imagen ofrecida ayer por la cofradía.


Informa: Jerez Información