Noticias de la Semana Santa de Jerez y Sevilla

martes, marzo 18, 2008

Jerez. " Haced esto en conmemoración mía..."

Son las cinco y media y brilla la tarde sobre lo más alto de San Marcos, haciendo de vez en cuando alguna nube encaje de bolillos con los celestes imposibles del Lunes Santo. Es hora de sol y de luz, y es tiempo de trompetas y capirotes entre verdes naranjos tampoco muy bien podados, que albergan este año como nunca un auténtico catálogo de azahares blancos. Ha sonado el portalón para certificar la garbosa presencia del diputado de la Cruz de Guía, y ha corrido como sangre en torrente de una herida nunca dolorosa ni sanada, el rojo reguero de nazarenos que sobre el pecho cantan a Jerez que son cofrades sacramentales, amantes del pan de Cristo, que cada primavera baja de la mesa del Cenáculo para convertirse en Ostia pura y santa en la contemplación de una hermandad de penitencia. Así se ha preparado el espíritu, sometido al estupor ante el sagrario, cuando de repente, el aire se ha llenado de trompetas y de inciensos, y en un suspiro nos ha regalado la mágica estampa de la última cena de Dios con sus apóstoles, mezcla de todas les emociones posibles que puedan darse cita en Semana Santa. Nunca pudieron los pinceles plasmar a la vez tanta amalgama de sabores y de matices, pues nunca imaginaron ni los mejores artistas que Cristo pudiera tener en esta tierra un fanal donde alumbrar con tanta variedad de sentimientos. Dicen los cofrades de la Cena que les quita el sueño actualmente poder dar forma al deseo real de restaurar su paso de misterio, el que una vez fue barca trianera para el ‘Cachorro’, el que un día Castillo Lastrucci ideó para la Cruz, quizás barruntando que algún día serviría de encuentro a los amigos en las lentas horas de la despedida. Es un sueño del que algún día despertarán viéndolo convertido en hermosa realidad, porque casta hay de sobra en la cofradía, como para hacer posible lo que ya tiene preparado Paco Bazán, eso sí, si se consiguen encontrar los muchos miles de euros que hacen falta. Así que mientras éstos no llegan, no cabe más remedio que tratar el paso con el primor con el que ayer, otro año más, lo hicieron los costaleros del pasocristo, quienes, siguiendo la estela de plata de Martín Gómez, veinticinco años ya como capataz, llevaron al Señor como se sueña todo el año, con mucho mimo, con dulzura y con garbo, haciendo del oficio costalero el oficio más hermoso del mundo, el que a la vez es capaz de embrujar y enamorar a los vientos de marzo. Y si de esta forma se nos escapó el paso de misterio haciendo del Lunes Santo ascua de sol y de luz, detrás llegó el palio, maravilla surgida del genio orfebre de los hermanos Rueda, para demostrarnos al son de Paz y Concordia, de don Andrés Muñoz, que las musas tienen siempre cita por Padre Rego, cuando se hace a la calle la hermosa Virgen de la Paz, dolorosa de lento llanto, la que acompañada por los amigos de ‘Julián Cerdán’ saborea cada Semana Santa el amor filial de una cofradía entera. Un joyerito ante el que, lamentablemente, ayer no estuvo Ramón Estrade como capataz –maldita lesión la suya–, lo que motivó el estreno ante el llamador de Jesús Zurita, y el recuerdo constante de sus costaleros durante todo el itinerario. Qué gran regreso a casa vivió ayer la hermandad, sin los agobios que la meteorología provocó en el pasado año 2007, haciendo propias aquellas calles hasta ahora extrañas en el recorrido de vuelta, como Curtidores o Carpintería Baja, donde el trabajo tuvo que ser fino a la vez que garboso, lo que nos permitió vivir estampas inigualables. Primero ante el Señor y luego con la Virgen. Fueron estampas que poco a poco se están convirtiendo en totalmente habituales en nuestra querida Semana Santa jerezana, y en cuyo recogimiento pudimos detenernos una vez más para escuchar las palabras del Maestro que dan sentido a toda esta historia: «Haced esto en conmemoración mía»

Informa: La Voz Digital