Noticias de la Semana Santa de Jerez y Sevilla

domingo, marzo 30, 2008

Jerez. «Litúrgicamente hablando, el piano en el Cristo es inadmisible»

Tiene 53 años, y lleva tres años y medio al frente de la Delegación Diocesana de Hermandades. Desde su privilegiada posición, Joaquín Perea Montilla analiza para LA VOZ la pasada Semana Santa, sus horarios e itinerarios y sus problemas. Y todo, con la sencillez de siempre.

-¿Se imaginaba usted al llegar al Obispado cuál iba a ser su trabajo?

-Era imposible imaginárselo, porque lo que antes funcionaba era un Secretariado, mientras que el señor Obispo creó una Delegación de Hermandades y Cofradías. A veces es estresante, son 154 hermandades en toda la diócesis, y muchas veces dan más trabajo las de los pueblos que las propias de aquí, de Jerez. Y además, nuestro obispo se entera de todo...

-¿Qué ha mejorado la nueva reglamentación aprobada para las estaciones de penitencia?

-En la normativa estaba todo marcado, pero siempre surgen dudas, porque falta por hacer todavía. De hecho, el Consejo Local de Hermandades tiene que aprobar su reglamento interno, que es donde irá todo lo expuesto en esta reglamentación. Es una actualización de lo que ya existía.

-Pero deja al Consejo como amo y señor de la Semana Santa...

-No, eso no es así. En el último trimestre del año las hermandades tienen que aportar sus propuestas de horarios e itinerarios, y a la vista de lo que pidan las hermandades el Consejo debe elaborar unos recorridos. Pero a la vista de lo que pidan las hermandades, no inventándose nada... Si hay algún asunto en el que las hermandades no se pongan de acuerdo, ahí sí decidirá la Unión de Hermandades. Ese es el papel del Consejo, coordinar en casos de necesidad a las hermandades. No es imponer criterios, es coordinar.

-Natera ha afirmado que no se reunirá más con el Viernes Santo.

-El Consejo no puede hacer eso. Las hermandades le remitirán los cambios y modificaciones que crean oportunas, y el Consejo deberá tener en cuenta lo que les propongan las hermandades. Después, tendrá que ver los problemas y solucionarlos. Pero aquí hay algo que parece que no se entiende. El presidente del Consejo representa a los hermanos mayores, y tendrá lógicamente que reunirse con ellos, y yo creo que Natera, que es un hombre inteligente, llegado el momento pondrá sobre la mesa cosas de sentido común para que se puedan consensuar. Algunas costarán trabajo, pero es que todos tenemos que poner por delante el bien común antes que nuestro beneficio personal.

-¿Se aprecia un cambio en el talante de la Delegación Diocesana?

-Antes al Secretariado se iba asustado, y nosotros hemos querido abrir la Delegación. Entre otras cosas, porque nosotros representamos al señor obispo, y el talante de don Juan es el que tiene que tener la Delegación. La Delegación no puede estar de espaldas a lo que es su obispo, tiene que ser un servicio de puertas abiertas.

-¿Ha llegado al Obispado alguna queja formal por las declaraciones del presidente del Consejo?

-No. No sé si llegarán, pero a día de hoy no ha llegado nada. Y al señor obispo creo que tampoco, porque siempre remite a la Delegación las cosas de las hermandades. A la fecha que estamos no.

-¿Y a quién correspondería reprender al Presidente del Consejo en caso de creerse necesario?

-Quiero que esto se entienda escrupulosamente. La delegación es representante del obispo, mientras que los Consejos Locales lo eligen los hermanos mayores. Desde la Delegación coordinamos a todos los Consejos Locales, y por encima de todo está el obispo que es quien tiene las competencias para recriminar o cesar a todos los estamentos de la diócesis. A la fecha de hoy, no me consta para nada que don Juan haya recriminado a Muñoz Natera por nada. No hay recriminación, no hay nada. Eso no significa que no lo pueda hacer, pero a día de hoy, no.

-El mismo Obispo exigió que se cumplieran los horarios. ¿Qué le pareció al delegado la problemática del Viernes Santo?

-El Obispo se metió en los horarios porque afecta a la normativa diocesana, que exige que las hermandades cumplan los acuerdos adoptados. Salvo algo excepcional, por respeto a los cofrades de tu hermandad, a las personas que te ven, a las hermandades que vienen detrás, a los presidentes de las mesas de toma de hora... las hermandades deben cumplir sus horarios. Habrá que ver cómo invertir esta tendencia, porque hoy no se están cumpliendo. Somos hermandades, y no nos podemos creer que vamos por libre.

-¿Y la actitud del Cristo el Viernes Santo le pareció correcta?

-Lo del piano, desde el punto de vista litúrgico, es inadmisible. La música y lo que rodea a una hermandad está recogido en normativas, por cierto. No es siquiera una cosa nueva; algunos son muy jóvenes y no tienen memoria, pero en la primera parte de los 80 a Felipe Campuzano lo pusieron encima del Banco Bilbao Vizcaya, y aquello tampoco resultó... No es de recibo, estamos haciendo un testimonio de fe en la calle. Todo no vale... Todo, no vale.

-Las posturas con el Consejo son encontradas en este tema...

-No sé quién se ha equivocado, pero que esa música no es conforme a una salida procesional, es así. Es indiscutible. No quiero adelantar acontecimientos, vamos a esperar los informes oportunos, y después veremos si hay que actuar, o decirles si es conforme a lo que estamos haciendo en la calle...

-¿El delegado sigue vistiendo la túnica de Jesús Nazareno?

-No doy ejemplo de nada, pero mi mortaja me la pongo todas las Madrugadas. Soy hermano de Jesús, he vestido siempre mi túnica y así seguirá siendo hasta que Dios me dé fuerzas, eso lo tengo muy claro. He tenido ejemplos y modelos de personas muy mayores en mi hermandad, vistiendo la túnica con más de 80 años. José Pérez Luna, Antonio Jiménez Toribio... Hay una mujer, que se llamaba Rosa Salcedo, que acompañó a Jesús 80 años. Empezó a salir con tres años, y el último año que salió la hermandad le permitió que su túnica fuera más corta para evitar que se cayera. Aunque pensaba hacer medio recorrido, llegó hasta el final, y nos dijo que iba a ser su última estación de penitencia. Pensábamos que era que ya no tenía más fuerzas, pero nos aclaró que Jesús la estaba llamando. Rosa murió en agosto... ¿A la vista de eso, yo por qué me voy a quitar mi túnica, si además es que la necesito!

-Y esa necesidad la ha inculcado a su propia familia...

-De Jesús se vistió mi abuela, mi madre, mi tío Luis, la viste mi mujer, y mi hija. Este año no ha salido porque está embarazada, pero Taito me ha dado una lección muy importante. Salió dos años en el Santo Crucifijo de la Salud de San Miguel, ya que ambos somos hermanos de esa hermandad también. Le pregunté cómo era capaz de no estar con Jesús Nazareno, y me respondió que esa era su verdadera penitencia. De hecho, uno de los momentos más inolvidables de mi vida fue recibir a mi hija, con un año, vestida de hermana de Jesús, y ya espero que el año que viene me lleven a mi nieta.


Informa: La Voz Digital