Esperanza y valentía en San Benito
El cortejo se formó en el patio interior y partió desde la avenida Las Acacias para continuar por el pasaje situado en el lateral de la parroquia e incorporarse a la avenida León de Carranza, desde donde parte la cofradía. Blancos capirotes y blancas túnicas manchadas solo por el verdor de los naranjos de las calles que rodean la parroquia de San Benito. Rosas rojas y helechos, en forma de bouquets, dieron un toque elegante al misterio, y embelleció aún más si cabe el canasto barroco con respiraderos de malla bordados en oro a realce, obra del jerezano Fernando Calderón. Se abrieron las puertas de la parroquia y los vecinos de San Benito contuvieron los aplausos, el Señor estaba a punto de salir.
Los primeros 40 costaleros se introdujeron bajo el paso y los demás relevos intentaron situarse en un lugar donde disfrutar de este primer momento de nervios y algarabías. Un detalle a resaltar es que en San Benito no se ven molías, porque este paso se carga con costal. Eduardo Viedma tranquilizó a los suyos a su manera: rezando el Padrenuestro antes de partir. La oración por los que no están ya entre nosotros, por los enfermos o por muchas otras causas que cada uno de ellos llevaban en su pensamiento. Mientras el paso echaba a andar la mirada se detenía en los detalles del canasto dorado que delata su juventud ya que no está castigado por el paso del tiempo.
Las cartelas en relieve que circundan el canasto nos muestran escenas de La Pasión pero, de todas ellas, la que más destaca al estar ubicada en el centro de la delantera del paso es la que representa la Resurrección de Cristo. Los codales estaban encendidos en el momento en que el capataz llamó a los suyos para llevar al Señor al Cielo "a pulso aliviao". Sonó el martillo y se escuchó "Agu, te voy a llamar" y la respuesta fue inmediata "llama cuando quieras" y ordenó Eduardo Viedma "sobre los pies".
En ese instante fue el rachear costalero el que se adueñó del alma de San Benito que rompió en una ovación cuando el Señor de Manuel Ortega Alonso cruzó el dintel de la parroquia. Los miembros de la Agrupación de Nuestro Padre Jesús de la Salud, de Sevilla, la de Los Gitanos, como todos la conocen se incorporó a la procesión mientras interpretaba la primera marcha de la tarde: "Perdona a tu pueblo". Bajo estos sones, el paso del Señor saludó al pueblo y dio la primera "revirá" para tomar la avenida León de Carranza y adentrarse en las calles de su collación. Han pasado sólo tres años desde la incorporación de esta hermandad al Martes Santo y se ha convertido ya en toda una veterana, dando muestras de madurez en cada estación de penitencia. Además con la incorporación de nuevas cofradías a la Semana Santa hacen que la juventud de la de San Benito pase casi desapercibida.
A pasos agigantados ha ido avanzando la hermandad de Dionisio Díaz con un cortejo de nazarenos que crece cada año. Muchas mujeres se han integrado en el mismo, motivadas por la devoción a los titulares ó por vínculo familiar. El Señor de la Clemencia y un costalero incluso han conseguido que alguna que antes lo acompañaban detrás del paso, vista este año por vez primera la túnica. Es parte del milagro de cada Martes Santo en San BenitoInforma: Diario de Jerez
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