Hubo Viernes Santo, que no fue poco
En lo netamente cofrade, cabe destacar que el Viernes Santo fue otra jornada de retrasos acumulados, frío y menos público del habitual. Al cuarto de hora corto sobre horario con el que se plantó la Hermandad de la Exaltación (Las Viñas) hubo que unirle los minutos con los que sucesivamente se fueron uniendo el resto de cofradías. Que los horarios eran demasiado arriesgados era algo que se veía venir por una simple razón física: los pasos andan, no corren, y los itinerarios se antojaban imposibles en buena parte de los casos.
Fue El Cristo el encargado de abrir la tarde en Jerez. Se cumplió la tradición y cuando su efigie se plantó ante la Ermita de San Telmo el viento le levantó la melena. Afortunadamente, tan venerada imagen se supo contener y aparcó su fama de aguador. Las andas de El Cristo tuvieron un pequeño percance en su caminar hacia Carrera Oficial, cuando poco antes de la Corredera el llamador pasaba a denominarse martillo tras romperse.
La salida de la Virgen del Valle fue especialmente emotiva. No en vano, el capataz, Paco Yesa, cedió el llamador para que se pudieran dedicar varias levantás. Por allí pasaron el vestidor Fernando Barea, así como Esteban Magán, comisario de la gestora. Sobre las andas, la "Flamenca del manto rojo" ofreció a la vista, encajes, bolillos y un fajín en el que unas monedas vinieron a simbolizar la fortuna. Acompañada por la banda trebujenera de Palomares -algo que ya se podría considerar casi clásico dadas las veces que así lo ha hecho- recibió de nuevo una petalada en las Puertas de Sevilla. Fue como si de una bienvenida al centro de Jerez se tratase.
El Cristo, siempre El Cristo, llevó la Medalla de Oro de Jerez bajo el sol de su vela, mientras que la medalla pontificia que su recordado hermano Juan González recibiera de Roma, procesionó al amparo de la luna. Otra novedad de este Viernes fue ver al Cristo sin acompañamiento alguno. Tampoco es tan necesario, pues con su presencia lo llena todo ciertamente. No hubo acuerdo económico y la cofradía decidió no tirar la casa por la ventana. Totalmente correcto. Hermoso igualmente resultó el momento en que El Cristo rindió honores al Nazareno, con una media revirá ante San Juan de Letrán.
Como hecho muy destacable, cabe señalar que El Cristo llevó en la presidencia al hermano mayor de La Yedra, lo que se entiende como una adhesión de la archicofradía de San Telmo a la solicitud de coronación canónica realizada hace dos semanas por el pregonero, Andrés Cañadas.
La Hermandad de Las Viñas entró casi en hora, si bien conforma la tarde iba avanzando en las inmediaciones de Cristina en el Palquillo se iban sumando minutos. La Virgen de la Concepción Coronada, titular de Las Viñas, se hizo a la calle "vestida de coronación canónica", es decir, con la misma saya y corona que portara aquel 8 de diciembre. Por delante, el misterio de la Exaltación disfrutó e hizo disfrutar con los sones de una banda de la Sentencia que cumplió a la perfección con su cometido. Allí estuvo el hermano mayor, Juan de Dios Domouso, como auxiliar del capataz Manuel Jesús Tristán.
La Piedad tuvo que esperar bastante en San Juan de Letrán, a lo que se añadió el inevitable parón que supone la incorporación de representaciones al cortejo del Santo Entierro. Hubo muchísimos chaqués, un aire solemne lo inundó todo, con el cabildo municipal con la alcaldesa al frente, además del consejo con chaqué, la consejera Ana María Salas de mantilla y el obispo acompañado del delegado diocesano, José Joaquín Perea, el capellán Juan Jacinto del Castillo (que para ello dejó la presencia de Las Viñas) y el presidente del Consejo, Muñoz Natera, además de representaciones militares. Agujas y dedales se "movían" mientras tanto sin pausa alguna en el seno de ese duelo de "Marías" que a la vez que acompaña a La Piedad teje la mortaja para su hijo muerto.
La urna que tallara Juan Laureano de Pina brilló ayudando al escaso sol de la tarde, antecedido por los 18 ciriales que vienen a demostrar la importancia crucial del momento pasional que se representa.
Cuando esto sucedía, La Soledad ya avanzaba por la Carrera Oficial, dejando a cada paso la marca de su impronta de gran cofradía e inigualable paso de palio. Efectivos de la Benemérita procesionaron en una de las ante-presidencias mientras a sus espaldas lucían las restauraciones realizadas por Antonio García Falla. Uno de los hermanos de esta cofradía, concretamente "Barros", pidió permiso para procesionar con la antigua túnica de la cofradía, permiso que se concedió y permitió a todos los jerezanos rememorar tiempos de capa, túnica y antifaces negros con apenas unos detalles en "morado viejo". Cabe destacar que por la mañana, el actual portavoz del PSA y ex-alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, fue nombrado hermano mayor honorario por la junta de gobierno de la Soledad.
Informa: Diario de Jerez
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