Fría 'madrugá' sin el Silencio Blanco
Ni los más veteranos del lugar recuerdan una "Noche de Jesús" tan fría en Jerez. Las bajas temperaturas registradas en la "madrugá" y la sorprendente decisión de las Llagas de no salir, que "cortó el cuerpo a los cofrades", fueron las tónicas destacadas de una noche ausente de incidentes y con menos público de lo habitual. La hermandad, con sede en San Francisco, decidió ,por unanimidad, no salir a la calle "porque no se nos garantizó al 100 por cien que no iba a llover", explicó su hermano mayor Paco Barra "esta es una norma nuestra por la experiencia de años atrás. Durante 4 años consecutivos, desde 1971 a 1974 , estuvimos sin salir y, sin embargo, al año siguiente, en 1975, salimos y nos mojamos. Por eso, ante el más mínimo riesgo, ante cualquier inseguridad, la decisión de la cofradía es la de no salir a la calle. Tampoco nos condiciona que otras hermandades hayan salido". Además añadió "nos debemos a las miles de personas que acompañan a nuestros titulares que se merecen tanto o más respeto que los que visten la túnica". Sin embargo, todas estas personas que acudieron a las puertas de San Francisco para ver la salida de la cofradía, permanecieron en la plaza Esteve durante un buen rato, pasadas las 3 de la madrugada, al desconocer la decisión que había adoptado la junta de gobierno ya que nadie salió a comunicárselo. La luna de Nissan y las estrellas lucieron en el firmamento pero el descenso de la temperatura, que con las "claritas" del día bajó incluso a 6 grados, endureció la penitencia. "Algunos nazarenos se quejaban porque, debido al frío, hasta les dolían las manos y los pies", apuntaba el hermano mayor del Santo Crucifijo, José Miguel Merino, quien ha calificado de "tranquila y muy seria" la estación de penitencia. Al margen del intenso frío que afectó al cortejo, destacó la ausencia de incidencias y en cuanto al público declaró "este año en las calles la gente ha sido más civilizada. Ha habido menos público pero el que ha salido para ver las cofradías ha sido más tranquilo. Como es tradicional, asistieron muchas personas a ver la salida del Santo Crucifijo pero después hubo menos en el camino de regreso". En relación a los partes del tiempo que manejaron antes de salir, Merino explicó que barajaron partes procedentes de hasta cinco fuentes distintas y todos informaban de un riesgo de lluvia de entre un 10 y un 30 por ciento por lo que la hermandad consideró que "no hubo riesgo de lluvia importante y decidió salir". Antes de tomar dicha decisión la junta de gobierno contactó con los hermanos de La Yedra y de la Buena Muerte, especialmente con los primeros, "porque con el nuevo itinerario, si ellos decidían retrasar una hora la salida, a la vuelta nos hubiera afectado y hubiéramos sufrido un "parón" en la desembocadura de plaza del Banco a calle Larga. Nos teníamos que sincronizar para no entorpecernos". La hermandad de La Yedra también tuvo claro que saldría a la hora prevista con los partes meteorológicos que se manejaban y que solo apuntaban un 30 por ciento de posibilidad de agua. La junta de gobierno hizo una consulta a los hermanos del Santo Crucifijo y de la Buena Muerte para conocer sus impresiones y decidió salir por unanimidad. Por tanto, el sueño de cada madrugada se hizo realidad. A la una y media de la madrugada, un año más la Plazuela se rindió a los pies de la Esperanza y del Señor de la Sentencia. José Carlos Morales, hermano mayor de La Yedra ha evaluado positivamente el desarrollo de la estación de penitencia y como sobresaliente la entrada en Carrera Oficial, donde hubo bastante afluencia de público, o la recogida, a las once de la mañana, cumpliendo escrupulosamente su horario. Entre los momentos más emotivos vividos, subrayó "el paso por el barrio San Pedro donde se rezaron las preces, especialmente cuando Paco Bazán, restaurador de la Esperanza que tiene a su hija ingresada, hizo una "levantá" y se interpretó el Himno de la Esperanza". Otro punto destacado fue la entrada en Carrera Oficial "con bastante afluencia de público", indicó José Carlos Morales, quien recordó también las saetas que le cantaron a los titulares, a la altura de la peña La Bulería, en la calle Empedrada y en el "Maypa". Por su puesto, el momento de la recogida, cuando suena la marcha Encarnación Coronada y toda la Plazuela reza cantando la Salve, lo que se ha convertida en una tradición. Una marcha que tuvo especial significado tras pedir oficiosamente el pregonero de la Semana Santa de este año la coronación canónica de la Virgen de la Esperanza, un sentimiento latente en toda la ciudad a tenor de las múltiples adhesiones que está recibiendo la humilde y elegante solicitud de Andrés Cañadas. La hermandad del Nazareno regaló a Jerez momentos únicos en la "madrugá". Su hermano mayor, Manolo Jiménez, calificó de fenomenal la estación de penitencia "la noche transcurrió sin problemas. Hubo menos público pero, el que se echó a la calle, se comportó mejor que otros años. La "madrugá" la valoramos con un diez", sentenció Manolo Jiménez. El paso de la cofradía por las calles Visitación y Santa Isabel fue de lo más destacado de la jornada para la morada cofradía de San Juan de Letrán "fue de lo más bonito que recordaré", dijo. Otro de los momentos sublimes para los hermanos de Jesús fue el paso por calle Larga, a la altura de "la Canilla", donde la saeta de Luis Lara llegó al alma de todos. Por último, Manolo Jiménez quiso "agradecer el comportamiento en la calle a los jerezanos". La hermandad de la Buena Muerte también padeció el frío de la noche que azotó al Jerez cofrade. De regreso a casa, el descenso de la temperatura era insoportable pero el cuerpo entraba en calor contemplando el bello rostro del Dulce Nombre de María. Los cuatro hachones que jalonan al Cristo de la Buena Muerte, una de las imágenes de mayor devoción de Jerez, iluminaron la iglesia de la Victoria donde se detuvo el paso y la Buena Muerte añoró la saeta de "José". La calle Ancha trajo las primeras nostalgias por la inminente despedida, la recogida estaba a punto de llegar. En resumen, normalidad en la "Noche de Jesús" y pena por la ausencia del Silencio Blanco. El público fue más escaso que otros años pero mejoró en su comportamiento.
Informa: Diario de Jerez
Informa: Diario de Jerez
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