Noticias de la Semana Santa de Jerez y Sevilla

domingo, abril 08, 2007

Frustrado el intento de evitar ‘recogías’ a deshoras

Las tres y media de la madrugada decían los relojes que eran cuando la Virgen de la Piedad, tras subir Taxdirt acompañada por la marcha que le compusiera Parrilla y recibir hasta cinco saetas en el compás de su capilla, accediera a su sede del Calvario. Poco o nada había cambiado, pese a tanto trabajo del Consejo y de las hermandades del Viernes Santo durante meses, con respecto a años anteriores.
Todo estaba previsto para que esa recogía no sobrepasara la una y cincuenta minutos. Incluso se colocó por detrás a la Hermandad de Loreto para adelantar los horarios de la Piedad más aún. Y ello pese a primeras trabas de la Hermandad del Cristo de la Expiración que luego no impidieron un acuerdo en beneficio de todos. Esta misma cofradía, larguísima por cierto en la calle, fue la que metiendo en Palquillo a su palio del Valle con media hora de retraso pese a que la cruz de guía entró a su hora, provocó una situación horaria de la que parece que sólo escaparía la primera de la jornada, la Hermandad de la Exaltación.
A partir de ahí todo marcado por las circunstancias horarias de modo que nadie, a decir verdad, llegó a la hora previsto. Así, además del considerable retraso de los cofrades del Calvario, hay que registrar que las cuatro restantes se recogieron todas entre las dos y las dos y media de la madrugada tras, eso sí, lucir en una jornada que, al menos, no amenazaba con riesgo de lluvias aunque sí había un frío considerable.
Todo comenzó, casi en simultáneo, en San Telmo y Las Viñas. El Cristo salía tan gallardo como siempre y sin la banda que le acompañaba cada año. El silencio, roto por las saetas y el sonido de las horquillas acompañó su Expiración. Y la Virgen del Valle, extraordinariamente bella y reclamando la atención de todos cómo la había vestido para la ocasión Fernando Barea, su nuevo vestidor, lució con tal donaire que, quizá descuidada enmedio de esa recepción que le otorgaba Jerez, entró en Palquillo con el retraso que paró en Cristina a las Hermandades que por detrás acudían a la Carrera Oficial.
En La Plazuela, en el tradicional encuentro con su fraternal Hermandad de la Yedra, toda una presidencia verdiblanca se incorporó, así como su hermano mayor, al cortejo de los negros penitentes de San Telmo. Era preciso mostrarse fraternalmente unidos enmedio del tono de reclamada coronación canónica para la Esperanza, que es hito al que también aspira los cofrades del Cristo para el Valle.
Mientras, la Exaltación, que había salido entre los soportales de la plaza de su sede exornados con guirnaldas y con los ancianos del barrio atendidos en un sitio especial por los cofrades de Las Viñas y los scouts de la parroquia, caminaba hacia el centro con representaciones como las del Consuelo y la Coronación. Imponente cortejo presentaba la cofradía y espléndidamente bella iba la Concepción Coronada rodeada de rosas de color rosa y astromerias del mismo color.
Escapaba del tapón generado en Cristina más tarde y que haría esperar a la Soledad, a la Piedad en la Porvera y junto al Palacio Domecq por una Hermandad de Loreto que habría de aguardar allí del orden de cuarenta minutos sin mover un dedo. Soleá de Madre sonaba a la Soledad a la salida de La Victoria cuando, por delante, Jerez perdía el sentido admirando un conjunto escultórico del Sagrado Descendimiento en el que resaltaba la efigie recién restaurada del Cristo. El guión del Rosario de Capataces y Costaleros, el acompañamiento de guardias civiles y el de un nazareno de hábito desconocido en Jerez aunque parecido al de la Viga eran, de otro lado, curiosidad que apreciar en el cortejo.
La Hermandad del Santo Entierro, con esa solemne corte de ciriales -dieciocho en total- abriendo paso a la Urna y las representaciones incorporadas en Cristina antecedían a un Duelo de la Piedad que, bajo el palio de las Antúnez, era un encanto. A las plantas de la Virgen se estrenaba la imagen venera de Nuestra Señora de Lourdes. Casi todas las hermandades acudieron a la cita con guión, varas e incluso cera encendida. Algunas, como la Candelaria o el Nazareno así como la consejera Ana María Salas, incluso con hermanas vestidas de mantilla y otras -Clemencia, Defensión, Nazareno y Consejo- con chaqués. Por detrás el obispo completaba el duelo oficial.
Y la novedad del final, ni siquiera deslucida por los retrasos horarios sufridos, fue la presencia clausurando la jornada de la Hermandad de Loreto, una delicia de cofradía que va alcanzando ya el cenit de una transformación acertadísima.


Informa: Jerez Información